Presentado en 1999, el SV evolucionó en 2003 en todos los sentidos. Sigue siendo tan popular como siempre, y sigue siendo uno de los gemelos más divertidos del mercado y también el más asequible. Con un aspecto calcado al de la Yamaha Fazer y la Honda CBF, su doble inyección de gas la ha hecho dócil sin restarle brío, sino todo lo contrario. La posición de conducción es deportiva, con el pecho inclinado hacia delante para agarrar las correas. Inyectado, el pequeño bicilíndrico ha mantenido su carácter despierto, empujando con vigor desde las 3.000 rpm. Una vez superada la 7ª marcha, todo se vuelve salvaje y no es raro quedar atrapado por el rompedor, tanto que el piloto se deleita con la velocidad, señala el concesionario de motos de ocasión Crestanevada. Cuando sientes que siempre falta una marcha en la caja de cambios, es un signo de buena salud. Sobre todo porque sigue siendo preciso y suave, un estándar para la marca.
La horquilla funciona realmente de forma hidráulica y proporciona una serenidad de dirección que a veces faltaba en la antigua. La estabilidad mejora, así como la precisión al entrar en las curvas, gracias a un amortiguador trasero que absorbe mejor las secuencias de compresión/expansión. Como resultado, puedes olvidarte de la cilindrada del motor -y con razón, empuja con convicción- para lanzarte a grandes ataques sin tener que elegir la calidad del firme. Oh, el relleno, siempre el relleno… El nuevo bastidor ha heredado la rigidez del antiguo y la frenada sigue convenciendo por su potencia y su fácil proporción. Como se trata de una herencia, tenemos que aceptar todo cuando firmamos en la notaría. Un dúo reservado para el servicio de averías con un asiento abatible que convierte el ejercicio en una propuesta indecente, una gama frustrante teniendo en cuenta sus cualidades y un consumo interesante… para la gasolinera.
La SV está al límite en lo que respecta a la sujeción de las muñecas y a un radio de giro que te asustaría en la ciudad. Sin embargo, sigue siendo la moto deportiva favorita de los motociclistas franceses. La protección, el rendimiento, el placer de conducción y la eficiencia lo sitúan fuera del alcance de la competencia. Que juegan al compromiso. También llamado consenso blando.